El Chaco de la pitoreta

Por Darwin Emir Alachan Mendieta

Héctor Efrén Flores es un abogado hondureño peludo, barbudo, libre, sin complejos y artistas desde hace varias décadas: es fotógrafo, comunicador, pintor, actor de teatro, tallador de madera, poeta, activista en derechos humanos y defensor de pueblos originarios. Un periplo que le deja una premisa: “Arte que no libera es parte del opresor”.

Y hablar de Héctor Flores no resulta familiar en el mundo artístico si le llamamos por su nombre, pero si queremos encontrar sus obras debemos consultar por Chaco de la pitoreta, seudónimo bajo el cual ha publicado más de diez libros de poemas de manera individual y como coautor ha participado en aproximadamente 36 textos que han sido publicados en diferentes idiomas.

¿Quién es Héctor Flores y por qué el Chaco de la pitoreta?

Héctor Flores es mi nombre jurídico. Me lo puso mi madre y mi padre haciendo referencia a mi abuelo paterno que se llamaba Héctor, Flores es el apellido de mi mamá, no el apellido de mi papá, porque mi papá cuando le nacía un hijo varón solía salir a celebrar. Entonces, mi mamá tenía que asentarnos a nosotros porque antes la regla era que, si un niño no estaba asentado siete días después de que nacía, los papás tenían que pagar una multa o cambiar las fechas de nacimiento y fingir que los niños habían nacido en otro momento para ahorrarla.

Chaco de la pitoreta es el seudónimo que yo decidí utilizar cuando empecé a hacer mis primeras proyecciones artístico-culturales y hace referencia a dos elementos que son muy importantes en mi vida. “Chaco” es el apodo que me pusieron de infancia relacionado al pájaro carpintero que en mi pueblo le dicen “Chaco”.

Y la pitoreta es el nombre de una calle del barrio San Isidro, ahí en Tocoa, donde yo me crie y se llama la pitoreta porque dicen los vecinos que nosotros éramos muy bullangueros, que siempre estábamos haciendo relajo, haciendo cosas. Como siempre digo yo, de la calle pitoreta ha salido casi todo lo bueno y casi todo lo malo de Tocoa.

¿Cuántos libros ha escrito hasta el día de hoy?

 Es una pregunta compleja, pero digamos que un poco en el ambiente de la poesía he publicado a título personal quizá unos 10 libros. A nivel de investigaciones socioculturales he publicado unas seis, he sido parte de investigaciones sociales compartidas con otros autores como coautor, más o menos ocho investigaciones que están relacionadas con el derecho, que es mi profesión, que están relacionadas con el tema de la seguridad, que es el trabajo al que me he dedicado, he sido por mucho tiempo trabajador y acompañante de grupos de jóvenes en riesgo social y esas cosas, sobre derechos humanos y también sobre educación popular, porque he trabajado mucho tiempo el tema de la educación en las comunidades, así como temas relacionados con los pueblos originarios. Yo creo que soy parte de unas 30 antologías en las que están publicados mis libros en diferentes partes del mundo, yo puedo presumir así con toda la tranquilidad que soy el hondureño que puede darse el lujo de decir que encuentra sus textos publicados en los cinco continentes, pero además traducido a varios idiomas.

Aquel Tolupán, ¿qué quiere decir, ¿qué significa ese libro y a quién va dedicado?

Ese libro es un trabajo muy importante para mí, ese libro, “Aquel Tolupán” está dedicado a los pueblos originarios de Honduras, pero en particular al pueblo Tolupán, que es el pueblo que habita en la región alta, ahora del departamento de Yoro, una parte de Francisco Morazán y una parte de Comayagua. Estos pueblos que han sido históricamente marginados y han sido victimizados por el poder, por el saqueo transnacional de los bienes comunes y sobre todo por el abandono del Estado. Entonces Aquel Tolupán es la vida de Vicente Matute, es un dirigente indígena Tolupán que fue asesinado hace más de 30 años por las sordas opresoras del país, relacionadas con el extractivismo de la madera y los bienes comunes y con la participación directa del Estado, porque también hay militares involucrados en ese crimen y por supuesto con la complicidad de la justicia que treinta y tantos años después siguen manteniendo este caso impune.

¿Y cómo es la relación ahora en el pueblo Tolupán y Héctor Flores o el Chaco de la Pitoreta?

Tengo un poemario escrito que se llama Habitando el tiempo de los tolupanes, no lo he publicado porque tengo la idea entre ceja y ceja que sólo va a ser publicado el día que sea traducido al tol y no quiero que sea traducido al idioma tol, que es el idioma de los tolupanes, por los especialistas que andan por ahí diciendo que hablan tol, yo quiero que sea traducido por el pueblo tol, por la gente tol, entonces hasta que no tenga los recursos, por ejemplo, para irme a la montaña de la flor y quedarme varios días allá hablando con la gente, leyéndoles mis poemas y que sean ellos en la escuela quienes los traduzcan y los escriban según su pensar, luego de haberlo escuchado en mi mal hablado castellano, ese libro no va a ver la luz, entonces esa es la condición que tengo y por eso no está publicado.

¿Y qué relación existe entre el arte y la lucha social teniendo en cuenta que usted reivindica la defensa de los derechos humanos?

Arte que no libera es parte del opresor, en una sociedad como la nuestra, en donde la ignominia y la opresión es el pan de cada día, un artista que venda su talento, un artista que empeñe su palabra, un artista que comprometa a su pueblo, no es artista, es un mercador, un mercader de las artes. Y yo estoy absolutamente convencido de que quiero hacer arte liberador y que estoy aquí para dejar mi aporte a la consolidación de un pueblo que viva con más dignidad, pero sobre todo reivindique su verdadera soberanía. Y en este pueblo, mientras haya marginadores y marginales, no habrá auténtica soberanía.

¿Cuántos libros tiene El acantilado?

Sé que es una librería exactamente grande. El acantilado es una biblioteca auténtica en dos partes, pero además es un museo. En este acantilado hay un poco más de 3 mil libros, que son los libros que me han acompañado a lo largo de la vida, que yo he ido leyendo, que son los libros de mis amigos y amigas escritoras de todas partes del mundo, que me los han mandado algunos en otros idiomas, y se han tomado la molestia de mandarme las traducciones para que yo pueda leerlas, porque yo no soy políglota, me toca hacerlo de esa manera.

Esa es la siguiente pregunta, háblenos un poco del proyecto Nómada, ¿Qué es?, ¿cuál es el objetivo, ¿cómo existe?

Nómada nació como como una idea de provocar en Honduras que la gente leyera un poco más. Yo estoy en contra de esos comentarios que muy a menudo salen por ahí, que dicen que a los hondureños no nos gusta leer.

A mí eso me parece una mentira aberrante. A los hondureños nos privaron de la oportunidad de leer, que es distinto. Tú no le puedes pedir a alguien que lea si no le enseñaste a leer o no le diste la oportunidad de leer. Yo creo que entonces lo que hace falta es acercarlo. Entonces empecé con la loca idea de agarrar los libros, meterlos en baldes, en panas, ponerlos en el baúl de mi carro e irme a las aldeas.

Nadie me da un cinco por eso. Eso es una actividad que yo hago a título personal con los recursos que voy consiguiendo. Cuando digo nadie, me refiero a instituciones del Estado.

¿Qué enseñanzas le dejó su paso por la Casa de la Cultura del Progreso?

Una en particular, que puede traducirse de dos maneras. Primero es que se puede ser un servidor público y hacerlo bien. Yo estoy satisfecho con el deber cumplido, hice mi papel como servidor público a la altura que mi pueblo me lo pidió, pero además asumí mi papel de servidor público con la ética y la transparencia que mis principios me lo mandaron.

Y la segunda versión de esta enseñanza es que tenemos que tener claro que todavía luchamos contra la corriente. El poder instalado, el sistema como tal, no ha cambiado, sigue siendo igual, y cuando uno pretenda marcar la diferencia, siempre habrá aquellos que quieren mantener el statu quo listos para invisibilizarte, apagarte, apartarte, y en algunos de los casos, como el de Vicente Matute, hasta pueden quitarte la vida.

¿Cómo hacer que nuestros gobernantes entiendan y prioricen que el arte es importante para nuestro país?

No, creo que eso no se puede lograr, lo que creo es que tenemos que hacer es llevar artistas al poder, tener el proceso es al revés con el pueblo y seguir trabajando y educando electoralmente a la sociedad para que deje de elegir empresarios, porque cuando elige empresarios terminarán representando a empresarios, para que deje de elegir políticos, porque cuando elija políticos terminará representando políticos.

El pueblo tiene que elegir a la gente del pueblo para que cuando lleguen al poder realmente representen al pueblo.

¿Cómo quisiera ser recordado por este pueblo, su comunidad, su gente y las personas que le conocimos?

Así como me están recordando ahorita, peludo, barbudo, libre, sin complejos, sin poder ser mejor ser humano en una sociedad que ya no le apuesta lo humano. Siendo capaz de ir encontrando motivos para mantener la sonrisa y para defender la alegría.

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