El poeta y ensayista señala el desinterés de la autoridad causa del rezago cultural que se vive en el municipio.

Por Jair de Jesús Ojeda Domínguez

Raúl Iván Méndez Arzola es la memoria cultural viva del municipio de Atoyac, en Veracruz, porque no sólo difunde su historia y riqueza, sino también por ser creador de instituciones, como el museo comunitario de Atoyac en 1991 y después el de Potrero (Villa General Miguel Alemán) en el 2000, pero ahora lamenta que ya no existan recintos donde ofrecer cultura en su localidad.

En entrevista, cuenta que el mayor auge de las casas de cultura en el municipio solo duró una década. “La autoridad en general, las dejó caer, hablo por las del municipio. Del año 2000 a 2010, tanto museos como casas de cultura funcionaron adecuadamente, contábamos con cinco talleres productivos y cinco artísticos. Venían escritores, hacíamos círculos de lectura y presentaciones de libros”. Actualmente solo queda un museo que está en mantenimiento.

Raúl Iván Méndez Arzola es la memoria cultural viva del municipio de Atoyac.

¿Cómo surge su interés por las manifestaciones culturales y de recopilación de datos históricos del municipio?

Estaba yo cursando la prepa en la ESBAO (Córdoba, Ver.), algún maestro me pidió datos de mi lugar de origen y me di cuenta que no había alguien con esa información. Me di a la tarea de acudir con los abuelitos de Atoyac para recabar todo lo posible, andaba con mi grabadora de teclas para después pasarlo a la máquina de escribir.

¿Cuándo se introduce en la poesía, lectura, en el terreno de la literatura?

Descubrí que me gustaba escribir a raíz de mi timidez, me costó mucho trabajo mi relación con las muchachas en la secundaria; mediante poemas o acrósticos era como me expresaba hacia ellas. Empecé a vencer esa timidez practicando la oratoria y declamación, me di cuenta de esa ventaja. Fue un proceso, porque también siendo foráneo al irme a la ciudad, me abrió los ojos el ritmo de vida diferente al que estaba acostumbrado. Siendo niño, encontré un librito de Amado de Nervo en las pertenecías de la familia, creí que me iban a regañar por haberlo tomado sin permiso, pero no fue así, era de mi madre, digamos ese fue mi primer contacto con la literatura. En la ESBAO fundamos un periódico llamado “Fraternidad Estudiantil” con otros compañeros, ahí empecé a publicar. Tuve una buena maestra de español en la secundaria que nos inculcaba el amor por la lectura, después llegué a la prepa y tuve un buen maestro de literatura, nos dejaba novelas para un fin de semana, las sacaba de la biblioteca; así leí María de Jorge Isaacs; Doña Barbara de Rómulo Gallegos, eso fue importante para mí. Al inicio nos quejábamos, pero después me gustó. Así me fui aficionando a leer. Llego a México, conozco escritores y me enrolé. Entré al taller de creación literaria de la UNAM que dirigía Juan Bañuelos. Ahí me fui abriendo paso en este andar.

¿Cuándo ingresa a la Facultad de Filosofía y letras?

Después de terminar la carrera de Químico, me puse a trabajar en CDMX y seguí con Filosofía y letras. Errores de juventud, no la terminé, me vine para acá. Tres cosas me hicieron volver a Atoyac. Viví 12 años en México, una persona que pasa mucho tiempo fuera difícilmente regresa a casa, se acostumbra uno. Bueno tres cosas me hicieron regresar, una, un fracaso amoroso, a esa edad son comunes los fracasos amorosos; la otra, como soy de espíritu romántico, los obreros de la planta donde yo trabajaba quisieron hacer sindicato, yo era de confianza. Me llamó la atención, sentí que era justo, correcto y los apoyé; nos corrieron a todos. Entonces me quedé sin trabajo, con el fracaso amoroso y, para rematar, una vez llegando a mi casa por Copilco, una patrulla me levantó cuando iba por avenida universidad, me quitaron ocho pesos con sesenta centavos. Fue cuando dije, ¿qué hago aquí?, desilusionado por todo, dejé la carrera ya en sexto semestre, con la idea que en Veracruz la podía retomar y partí.

Al regresar a Atoyac ¿cómo es que entra al terreno cultural de manera local?

Me empecé a enrolar aquí y fundamos la primera casa de cultura en Atoyac en 1989, después la fundamos aquí en Potrero; ya había otra que estaba a cargo de Enrique Castillo. Lo que no me gustaba es que decía la gente: la casa de cultura del PRI y la de PAN, la cultura no pertenece a ningún político. No me arrepiento de haberme venido, fue una bonita época.

Estando al frente de la casa de cultura ¿de qué manera promovían la cultura?

Aprendí la promoción cultural a través del IVEC, las casas de cultura se regían por él. Nos capacitaban en Veracruz, Coatepec y Xalapa, a veces los fines de semana o en vacaciones; nos daban buenos talleres, solo pagábamos pasaje, de lo demás se hacía cargo el instituto. Así comencé incursionar como gestor cultural además de fundar el museo comunitario de Atoyac en 1991 y después el de Potrero en el 2000. Lamentablemente el mayor auge de estas casas de cultura solo duró una década. La autoridad en general, las dejó caer, hablo por las del municipio. Del año 2000 al 2010, tanto museos como casas de cultura funcionaron adecuadamente, contábamos con cinco talleres productivos y cinco artísticos. Venían escritores, y hacíamos círculos de lectura y presentaciones de libros. Actualmente solo queda un museo tiene el nombre de Atoyac, pero se trasladó aquí a Potrero porque el ayuntamiento donó el edificio; contiene desde piezas de las remojadas, balas de cañón del siglo XIX, fotografías antiguas del municipio, un proyector de cine antiguo, entre otros objetos; todo donado por el pueblo y el ingenio azucarero. Se le está dando mantenimiento para brindar una correcta recepción y proteger el patrimonio que resguarda.

¿Dónde considera usted que radica la causa del desinterés hacia las manifestaciones artísticas o culturales en el municipio?

La autoridad joven,solo un alcalde nos brindó el apoyo correcto para rescatar y promover esta tarea. La población, aunque sea reducido el número, si está interesada; pero desgraciadamente no tiene apego y coraje para defender la cultura. Es una labor en conjunto, un pueblo con historia no puede quedar en el abandono, estamos a tiempo de rescatar, vienen personas empujando ese rezago que se vive y con lo cual estoy tranquilo.

PERFIL

Raúl Iván Méndez Arzola es ingeniero Químico, promotor cultural y actual director de la Escuela Secundaria y de Bachilleres “Prof. Fernando Domínguez Proy” en Potrero Nuevo Veracruz, plantel educativo antes llamado Carlos A. Carillo, en el cual Sergio Pitol cursó la escuela primaria. Méndez Arzola es egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México. En dicha casa de estudios, durante seis semestres, también cursó la licenciatura en Filosofía y Letras.

Es oriundo del municipio de Atoyac, Veracruz, donde radica. Este lugar es el eje y punto de partida de su carrera cultural, basándose en rescatar y difundir su memoria histórica principalmente.

Ha publicado en medios prestigiosos como la revista Punto de Partida, Casa del Tiempo, Hojas Sueltas, Gráfico de Xalapa, El Mundo de Córdoba.

Entre sus publicaciones personales se encuentran Extensión de la Palabra (poemas y ensayos, UNAM, 1989); Temporal (poesía, Ed. Metlác, 1999); Agua Regia (poesía, ed. Hijos del Maíz, 2001); Caña Amarga poesía testimonial (Ed. “O”, Casa de Cultura de Atoyac). Es fundador de la Unión Estatal de Museos Comunitarios y primer presidente de 1995 a 1999. Fue fundador de la Unión Estatal de Escritores Veracruzanos A. C. en 2000, junto con el dramaturgo Reynaldo Carballido. Desde el 2005 es mediador de Salas de lectura.

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