Sociólogo por la Universidad Veracruzana y maestro en Antropología Social por el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS-Golfo). Sus investigaciones de han centrado en el estudio de las Culturas Juveniles, las Comunidades de Estilo y los Colectivos Culturales de la Escena Underground, en particular de la Escena Oscura Mexicana; además de documentar desde 1999, "La Historia del Arte Callejero: desde el Graffiti hasta el Street Art", en Xalapa, Veracruz, México.
Aquella noche fue un caos…como casi siempre que voy a una concierto de punk en Xalapa… la
noche, los amigos, una copa, un slam… de hecho siempre he pensado que el slam no es para mí
…termina aquella danza de golpes y patadas… de pronto alguien me empuja y caigo al suelo
lleno de cerveza derramada y sudor, por lo que mi brazo se resbala y se disloca por primera
vez… un brazo delgado, más bien flaco como palo de escoba. El dolor era tan intenso que salí
corriendo a la cruz roja, que por fortuna estaba a la vuelta del concierto.
Tras varias maniobras del enfermero, el brazo vuelve a su lugar y como por arte de magia… el
dolor desaparece.
Desde entonces, cada determinado tiempo mi brazo derecho pareciera que cobra vida, con la
intención de desprenderse de mi cuerpo y salir corriendo de vuelta al slam.
Se me disloca a cada rato, ya hasta perdí la cuenta. Sentado, cuando voy en el camión o
dormido. Ya hasta me aprendí la maniobra para volver a colocarlo y no salir corriendo
como loco buscando de nueva cuenta al huesero, quien se cambió de casa sin que nadie tenga
conocimiento de su nueva dirección, nadie sabe a dónde se ha ido… Por ahora trato de hacer
ejercicios con una pesa hecha en casa, para mantenerlo en su lugar.