Es nativo del municipio de Atoyac, Veracruz donde actualmente radica; es Criminólogo y Criminalista, paralelo a ello es músico percusionista de ritmos afroantillanos que le han permitido presentarse en festivales, y centros culturales a lo largo de 14 años. Entre ellos se cuentan el XVI Festival Internacional Afrocaribeño (2010); presentación en las Jornadas por el 94° aniversario del natalicio de Nelson Mandela con el grupo Santo Negro en Museo Francisco Cossío y en el Centro Cultural de la Huasteca Potosina de Cd. Valles (San Luis Potosí, 2012), así como el XLV Encuentro Nacional de Soneros y Versadores de Tlacotalpan Veracruz, con el colectivo Son de la cascada (2024).
Hace una semana en Córdoba, Veracruz, el destino me condujo al Centro Cultural Casa Baltazar. La intención era practicar sones jarochos con unas amistades en un lugar seguro, la lluvia amenazaba. En la entrada del recinto está una mesa con libros, se anuncia con la leyenda trueque literario y pregunté a la encargada si podía tomar uno para posteriormente pactar ese intercambio, pues no llevaba alguno en ese momento; dejé mis datos personales, así como los del libro que tomé (El juguete rabioso, de Roberto Arlt), advertí mi buena fe y lo sustraje. Un mes atrás, buscaba añadir alguna lectura a mi canasta y encontré una edición de tres obras de Dostoievski en una librería local, ¡me la ganaron! Bien dicen que cuando buscas encuentras, y al revés. Eso le pasa al titular del Fondo de Cultura Económica (FCE).
Paco Taibo II llevó a Madrid, además de feíta y vulgarcita, una versión de, Pedro Páramo, la novela de Rulfo doblada y gastada de la parte izquierda, no la supo meter a su equipaje. Encontró según sus acostumbradas declaraciones, una institución en crisis y con un acervo olvidado. Tan olvidado como una realidad que no reconoce y mucho menos acepta, pues siempre existen otros datos, datos y realidades que al menos en mi entorno me asustan, pues no hay un compromiso unilateral de las instituciones para fomentar la lectura y, por consiguiente, crear generaciones lectoras desde las infancias.
Si no hay lectores ¿cómo se van a alcanzar esas cifras tan deseadas por el FCE?
Bajar el precio de los libros no es la solución, se trata de aumentar el número de lectores.