Por Laura Ivonne Martínez Rodríguez

Debo iniciar con una confesión: el diplomado en periodismo cultural del CEVART ha modificado la forma en que percibo actualmente la información, como poderosa y transformadora; y es que ahora que tengo la posibilidad de aportar con un granito de arena es resaltando algunas voces inspiradoras, ahí me remití a pensar en la trayectoria de Lilia Esther López, muralista mexicana.

La conocí hace algunos años, en una pausa académica en la que estudiaba inglés para mejorar mi desempeño en la universidad. Ella estaba realizando un mural en el Tecnológico de Estudios Superiores de Ecatepec y a la par abrió un taller de pintura al que ingresé junto con una amiga quien también perfeccionaba el idioma.

Entusiastas y curiosas, pronto compartimos más que la relación de estudiante e instructora; basadas en la admiración, respeto, confianza, empatía y emoción por los proyectos de cada una. Por devenires de la vida dejamos de frecuentarnos físicamente, pero los sentimientos persisten con las ocasionales llamadas o mensajes en las fechas especiales. 

En esta ocasión contacté a Lilia para poner en práctica lo aprendido en el diplomado, con el respaldo de la grabadora de voz, en mi mente aparecían algunas de sus palabras como flechas para el hilo conductor de este texto; que anotaba apuradamente para no perderlas y seguir el ritmo de la entrevista, dándole el espacio preciso para que desarrollara sus respuestas. 

Lilia Esther López Martínez es muralista, profesora, gestora de talla internacional, originaria de Azcapotzalco y actualmente radica en Tecámac, estado de México. 

Mural “Con Todo Aquí y Ahora”, para el Tecnológico Nacional de México, sede Gustavo A. Madero II.

Como muralista inició su trayectoria en los palacios de gobierno de algunos municipios mexiquenses como el de Ecatepec al igual que en instituciones de educación superior, como donde la conocí, museos como el museo del Pulque. Además de iglesias como la de Santa María Ajoloapan. 

Confieso que investigué más sobre ella y su desarrollo profesional en Internet, pues no tenía clara su trayectoria académica y profesional, tengo más de 15 años de conocerla, por supuesto algunos detalles habían omitido, pero ella también me lo recordó amenamente con anécdotas de su incursión en la pintura. 

De joven, relató, temía a las alturas y al momento de elegir el camino en la educación media Superior, tuvo que presentar examen en el Estadio Azteca, ahí le asignaron un lugar, lo suficientemente alto para que los nervios y el miedo se apoderaran de su concentración para el desempeño en la prueba. Con el resultado negativo, ella confusa de su futuro, tuvo esa platica vocacional con su padre que le develó el camino.  Refiere que él le comentó que la observaba fascinada con las pinturas de una de sus hermanas mayores, que realizaba un curso de pintura por correo. Con esta corazonada la llevó a inscribirse a la Escuela Superior de Arte Publicitario. Donde dos años más tarde también seria profesora. En 2005 tras varias exposiciones individuales, colectivas y murales en varias ciudades, enfrentó una dificultad médica relacionada con alergias que la retiró por 10 años de los andamios, las pinturas y los lienzos:

 “Ha sido uno de mis mayores goces y placeres, trabajar para universidades, porque sé que realmente hay por ahí queda un legado”

Lilia Esther López con su colección “El quinto elemento”
de pintura de caballete.

Entiende el legado como la aportación genuina sin pretensiones de grandeza o ego alimentado. Al plasmar su arte en las paredes de una institución de formación superior, su mensaje como muralista es: “Que los jóvenes a través de una visualización puedan saber que pueden lograr todo lo que quieran y todo lo que se propongan; un mural siempre lo trabajo con el mayor filo y la ilusión más intensa que pueda, para que los jóvenes vean que se puede”. De esta forma su mensaje visual plasmado en una pared dentro de las instalaciones escolares tiene implícito la consigna de que “los jóvenes al caminar por ese mural digan yo puedo”.

Explica los elementos recurrentes en su obra que imprime en estos murales para reforzar este mensaje son:  el águila como un referente por excelencia sobre la metáfora de volar alto y aplicado a las aspiraciones de los estudiantes es que progresen y lleguen muy lejos a partir de su formación y el libro es representado abierto “precisamente para que cada joven estudiante que va pasando, sepa que en ese momento inicia su propia historia y que tiene que ser leída por muchos”. Y emplea el libro cerrado cuando iconográficamente se refiere a algún autor literario para referir a sus obras más representativas. 

Le pregunté acerca de las dificultades al armar un proyecto de pintura mural, pensando en la logística, técnica o presupuestos, pero me sorprendió con su respuesta. “Lo difícil es convencer a los directivos al momento de plantear un proyecto”. Es decir que apuesten por la cultura como un legado. “La pintura mural contiene mensajes visuales, que nos transportan, nos quitan frustraciones, manejan emociones y sentimientos”. En este sentido lamentablemente pocos directivos se muestran sensibles a estos conceptos. 

Para finalizar la charla, platicó de su último proyecto de pinturas murales que realizó para el Tecnológico Nacional de México (ITGAM) en la Alcaldía Gustavo A. Madero de la Ciudad de México, el cual constará de tres pinturas murales en las dos sedes de ITGAM.

Mural titulado “Pueblos Mágicos”  para el interior del Palacio Municipal de Ecatepec.

Al ser instituciones de educación superior dedicada a las ciencias exactas, el fundamento ha sido representar la importancia que tiene el ser humano ante la tecnología y sus avances vertiginosos a partir de elementos que conectan las carreras que se imparten, la mayoría ingenierías con la sensibilidad humana. Ya que su objetivo es comunicar, recordar al profesional en formación la base de todo avance tecnológico está el humano y su presencia en la tierra como hábitat.  

Todos los murales se ubican frente a la sala Magna de cada sede. El primer mural con una superficie de 5 metros de largo por 2.30 metros de altura, se titula “Grandeza y sabiduría de nuestra existencia”. El segundo lleva por nombre “Todo aquí y ahora” y el tercero se encuentra en proceso creativo. 

A lo largo de nuestra conversación, fue evidente que la obra de Lilia Esther va más allá de la estética o la composición, lleva consigo un mensaje de transformación esperanza y la importancia de la superación personal. Cada trazo, cada símbolo plasmado en las paredes de sus proyectos, está impregnado de un profundo compromiso con la educación y el humanismo.

Por admin

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *